Culpa e incertidumbre: las otras caras de la desnutrición en Guatemala
“¿Qué hice mal? ¿Por qué me pasó a mí?”, se preguntan las madres al conocer que sus hijos sufren de desnutrición aguda.
Paola se encuentra sentada en los graderíos del salón municipal de Tejutla, San Marcos.
A sus 20 años, lleva en brazos a Eunice, su cuarta hija, quien duerme plácidamente. Junto a otras mujeres espera a que inicie el evento de inauguración de las brigadas de salud y nutrición, una iniciativa del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) en coordinación con la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) de Guatemala.
El personal del centro de salud del municipio las seleccionó para demostrar cómo funciona el trabajo de los equipos que conforman dichas brigadas. Una de esas demostraciones consiste en determinar si Eunice, de ocho meses, sufre de desnutrición aguda. Es decir, le dirán si tiene bajo peso para su talla. En Guatemala, unas 19.945* niñas y niños la padecen, y es producto de que no comen alimentos suficientes y nutritivos.
Las brigadas de salud y nutrición
El proyecto piloto de las brigadas se desarrolló en el 2019 junto a instituciones de gobierno y diferentes agencias del Sistema de Naciones Unidas, entre ellas UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). Su objetivo fue buscar y detectar casos de desnutrición aguda para luego planear y tomar acciones para tratarla. Durante el 2020, la SESAN decidió organizar brigadas a nivel nacional, por lo que el WFP se sumó a la iniciativa financiando 30 brigadas en los departamentos de San Marcos, Sololá, Retalhuleu y Chimaltenango.
Al finalizar el evento en el que participaban Paola y Eunice, los equipos de salud hicieron una demostración de cómo se evalúa el estado nutricional de una infante. Normalmente la toma de las medidas de peso y talla es una labor breve, pero la brigadista tuvo que lidiar con el llanto y la resistencia de Eunice. Finalmente, se confirmó su estado: desnutrición aguda.
Para tratarla, Paola recibió suplementos vitamínicos y una guía de alimentación para seguir un proceso controlado de alimentación para Eunice. Según el personal del Ministerio de Salud, si Paola sigue las indicaciones puede lograr que en un mes Eunice se recupere y alcance el peso y la talla adecuados según la curva de crecimiento.
Si las niñas y niños son identificados con desnutrición aguda, las mamás reciben suplementos vitamínicos y una guía nutricional para que puedan alcanzar el peso y talla en la curva de crecimiento.
Mientras Paola la cargaba en su espalda y la mecía tiernamente para tranquilizarla, su mirada reflejaba desconcierto e incertidumbre.
Paola me cuenta que la sorprendió el resultado de la salud de Eunice: la entristece que una de sus hijas esté desnutrida. “Es raro, no sé qué habrá pasado. Yo creo que me descuidé, pero es que tener cuatro hijos no es fácil”, menciona Paola.
San Marcos es uno de los departamentos donde el 40%** de sus habitantes están en inseguridad alimentaria moderada o severa. Al ser territorio agrícola, en los últimos cinco años han sido afectados por la sequía y pocas lluvias.
“Ha sido difícil. El clima no ha estado bien para nosotros que nos dedicamos a la agricultura. Sembramos papa, y el año pasado casi no logramos. Este año está lloviendo, gracias a Dios, así que esperamos poder vender aunque sea un poco y poder comer mejor”, comenta Paola.
A la semana del 15 de agosto de 2020, el departamento de San Marcos reportaba 3.025 casos de desnutrición aguda. Eunice es uno de ellos.
Eunice sonríe nuevamente mientras cierra lentamente los ojos para poder continuar durmiendo. Finalmente llega la familia de Paola para regresar a casa. Gracias a las brigadas, Eunice recibió un diagnóstico y el tratamiento adecuado para poder recuperar su peso y talla. Seguramente ella no recuerde este momento, pero Paola sí recordará éste y otros momentos en su lucha diaria por brindarle una mejor calidad de vida a su familia.
Fuente: es.wfp.org
