MIgrantes: En busca de un refugio seguro
Una madre migrante baña a su bebé
Violencia de pandillas. Delincuencia organizada. Pobreza extrema. Todo ello forma parte de la vida cotidiana de millones de niños del norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) y México. Mientras las familias toman la difícil decisión de empacar sus vidas y marcharse en automóvil, en camiones abiertos o a pie, es fundamental recordar que todos tienen algo en común: también son humanos. Solo que son humanos necesitados.
Tristemente, muchas de las familias que tratan de escapar de situaciones desesperadas sufren nuevos traumas en las rutas migratorias, que pueden convertirse en largas e inciertas travesías en las que se enfrentan al peligro de la explotación, la violencia y los abusos. Por el camino o al llegar a su destino, a muchos los arrestarán, los detendrán y les harán regresar a los mismos problemas (o peores) que los obligaron a marcharse.
Existen medidas de eficacia demostrada, como la creación de espacios seguros y oportunidades educativas, recreativas y profesionales, que ayudan a los niños en tránsito y abordan algunas de las causas de la migración irregular. Mientras UNICEF trabaja con gobiernos y consulados para mitigar las circunstancias que obligan a las familias a dejar sus hogares en busca de seguridad y estabilidad, también trata de proteger a los niños en el camino.