La gesta del 25 de agosto de 1825

La fecha del 25 de agosto de 1825 ha sido, a lo largo del tiempo, objeto de diversas interpretaciones y enconadas polémicas

Publicado el 18/08/2025

La gesta del 25 de agosto de 1825

Persiste el debate sobre si, en verdad, constituye el día ineludible de nuestra independencia nacional.

El Gobierno Provisorio, instaurado en La Florida el 14 de julio de 1825 y conformado por ciudadanos designados por los venerables Cabildos, determinó la imperiosa necesidad de convocar a elecciones para integrar la Sala de Representantes de la Provincia Oriental. Se estableció que los diputados deberían ser individuos que: “mereciere su confianza, sea de la clase civil, militar o eclesiástica, reuniendo las circunstancias de americano o con carta de ciudadanía, propietario y residente de cualquiera de los distritos de la Provincia, y conocido amigo de la Independencia”.

Una vez concluidos los comicios, el 20 de agosto se inauguró solemnemente dicha Sala, bajo la presidencia del presbítero Juan Francisco Larrobla, distinguido cura vicario de Canelones. Apenas tres días después, con un eco resonante en la historia, se promulgaron las tres célebres leyes: la de Independencia, la de Unión y la de Pabellón, pilares de la naciente soberanía.

La fecha del 25 de agosto de 1825 ha sido, a lo largo del tiempo, objeto de diversas interpretaciones y enconadas polémicas. Persiste el debate sobre si, en verdad, constituye el día ineludible de nuestra independencia nacional.

Es pertinente recordar que, en 1834, se estableció por ley que "El aniversario de la Jura de la Constitución es la única gran fiesta cívica de la República". No fue sino hasta 1860, mediante la ley del 9 de mayo, que se decretó formalmente: "El aniversario del 25 de agosto, día de la declaratoria de la independencia de la Provincia Oriental, es la gran fiesta cívica de la República". Esta última disposición jurídica debe ser comprendida a la luz del contexto, considerando que el presidente de la República en ese momento era Gabriel Antonio Pereira, insigne firmante de la Declaratoria del año 1825.

La conmemoración del 25 de agosto, más allá de las diversas disquisiciones historiográficas que ha suscitado a lo largo del tiempo, encierra una profunda y perdurable significación para el pueblo oriental. La esencia de esta fecha reside en la reafirmación de un ideal fundamental: la inquebrantable voluntad de los orientales de ser artífices de su propio destino, de forjar su futuro con un estricto e innegociable respeto a la soberanía popular.

Este principio fundacional nos recuerda que la identidad de nuestra nación se construye sobre la base del consentimiento libre y expreso de sus ciudadanos. Se subraya así una verdad inmutable y atemporal: todo acto arrancado por la violencia de la fuerza es nulo de pleno derecho. Esta premisa no solo invalida cualquier imposición externa o autoritaria, sino que también sirve como una advertencia perpetua contra la usurpación de los inalienables derechos del pueblo oriental. La soberanía, la libertad y la capacidad de autodeterminación no son privilegios concedidos, sino derechos inherentes que deben ser defendidos y preservados por cada generación. El 25 de agosto es, en esencia, la celebración de esta convicción profunda que nos define como nación libre y soberana.

Asesor en Historia de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, Angel Ayestarán.

Fuente: www.gub.uy/ministerio-educacion-cultura

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