Guía Día del Patrimonio 2023
Constructores de escuelas y liceos
Mensaje del Ministro Pablo da Silveira
La importancia que una sociedad otorga a la educación no se mide por la cantidad de palabras bonitas que se dicen, sino por la cantidad de acciones que se acumulan a lo largo del tiempo. Cuando miramos a Uruguay desde esta perspectiva, nos encontramos con un país que creyó en la educación desde siempre. Nuestra historia es mejor que la de muchos otros.
Somos un país de escuelas viejas, que aparecen aun en lugares distantes y con baja densidad de población. Que un edificio escolar sea viejo quiere decir que se construyó hace mucho y que se ha mantenido en condiciones de funcionar hasta hoy. También hay edificios educativos de construcción reciente, frecuentemente adaptados a objetivos propios de nuestro tiempo como la expansión de las escuelas de tiempo completo. Todo esto significa que el esfuerzo por generar infraestructura educativa ha conseguido sostenerse a lo largo del tiempo.
Tenemos, además, edificios educativos de muy buena calidad, que expresan las mejores tendencias de cada época. Eso vale para escuelas y liceos construidos a fines del siglo XIX, para otros edificados en la segunda mitad del siglo XX y también para otros de construcción reciente.
Que tengamos arquitectura educativa de alta calidad se debe a que algunos de los mejores profesionales de nuestro país se dedicaron a la tarea. Para algunos, como el arquitecto Alfredo Jones Brown, el diseño y la construcción de edificios educativos pasó a ser casi en una especialidad. Otros fueron profesionales muy destacados en otras áreas (como el arquitecto Juan Antonio Scasso, creador del Estadio Centenario, el arquitecto José Scheps o el célebre ingeniero Eladio Dieste), que dedicaron parte de su tiempo a la arquitectura educativa, motivados por el valor social que asignaban a la enseñanza.
Buena parte de este esfuerzo constructor fue impulsado y financiado por el Estado. De allí surgen obras emblemáticas como la sede central de UTU, el IAVA, la Escuela Brasil, el Liceo Miranda o el Dámaso (todos ejemplos montevideanos, aunque también hay muchos en el interior).
Pero la sociedad también jugó un papel decisivo, impulsando obras que a veces siguen en manos privadas y, en otros casos, fueron construidas por iniciativa privada y luego fueron donadas el Estado. Tres ejemplos de esto último son el liceo Armand Ugón de Colonia Valdense (el primer liceo que existió en el interior, construido por iniciativa privada en 1888), la Escuela Sanguinetti de Montevideo (construida en 1925 por el exitoso inmigrante Felipe Sanguinetti, e inmediatamente donada al Estado) y el complejo educativo de San Ramón, Canelones, construido por impulso de Juan Pedro Tapié, un vecino de la zona que llegó a ser un empresario exitoso, dueño del célebre London París.
Estado y sociedad han trabajado y siguen trabajando juntos en favor de la educación uruguaya. Desde el siglo XIX hasta hoy, hemos acumulado una larga historia de compromiso y realizaciones. Reconocer hoy esta historia nos hace sentir orgullosos de la clase de sociedad que somos y nos alienta a prolongar ese esfuerzo hacia el futuro. El desafío es que también nuestros nietos puedan sentir la satisfacción de formar parte de una sociedad que cree en la educación como gran mecanismo constructor de ciudadanía y oportunidades.
Que este Día del Patrimonio nos aliente a celebrar lo hecho y a renovar nuestro compromiso.
Dr. Pablo da Silveira
Ministro de Educación y Cultura
Fuente: www.gub.uy