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TEATRO EL GALPON

EL GALPON

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Institución Teatral El Galpón
60 años de Teatro Independiente

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Historia del Teatro EL GALPON

Los orígenes de El Galpón se remontan al Uruguay de la post-guerra, el cual estaba iniciando una etapa de desarrollo socio-económico fundado en los favorables términos de intercambio que la situación internacional concedió a la producción agropecuaria de este pequeño país.

Un Uruguay culto y europeo que era visto por los uruguayos de aquel tiempo como un caso excepcional dentro del continente y que desarrolló en ellos un orgullo nacional- refrendado por espectaculares triunfos deportivos a nivel mundial- que encontró expresión en un dicho repetido alegremente por la mayoría: "como el Uruguay no hay". En ese marco, nuestra ciudad capital, Montevideo, vio crecer intensamente su vida cultural y artística y una de sus manifestaciones fue un movimiento nacido en la década del' 40- , que se desarrolló ampliamente en los'50 y parte de los'60: el teatro independiente.

Este movimiento respondió al interés creciente del público montevideano por ver teatro de calidad y al interés de los hacedores del teatro por ser dueños de los medios de producción e independizarse de los empresarios o de cualquier otro factor que no les permitiera hacer el teatro que querían hacer. Los teatros independientes se organizaron como federación con la denominación de FUTI , Federación Uruguaya de Teatros Independientes, y - en el transcurso de dos décadas - lograron integrarse mas de quince grupos teatrales - en una ciudad que no pasaba el millón de habitantes - con sus respectivas salas de espectáculos.

En aquellos años de prosperidad y efervescencia cultural los componentes de "La isla", elenco integrado por jóvenes y dirigido por Atahualpa del Cioppo, se juntaron con integrantes del "Teatro del Pueblo" para fundar la nueva institución que tomó su nombre del depósito de barraca que habían alquilado para sus espectáculos y que debieron transformar en teatro.
Durante sus primeros 27 años (desde el 2 de setiembre de 1949 al 7 de mayo de 1976) "El Galpón" inauguró, en 1951, un primer espacio teatral con capacidad para 150 espectadores, la Sala Mercedes, en un local - hoy demolido - ubicado en la esquina de las calles Mercedes y Roxlo; construyó su primera sede, adquirió un cine, lo transformó en su gran Sala "18" dotándola de los adelantos técnicos necesarios para su funcionamiento y desarrolló un sólido prestigio como institución artística y cultural que comenzó a trascender las fronteras del Uruguay.

Desde los primeros pasos, y para convertir aquel galpón en un teatro, la institución trabajó de una forma que va a signar toda su historia: apela a la colaboración popular directa. Así, golpeando puerta por puerta, se va requiriendo el apoyo popular: dinero, botellas vacías, diarios viejos, objetos en desuso para vender y convertir en ladrillos, madera o telas. Asimismo, recurre a la asociación del público con el teatro, de modo que, por el pago de una cuota mensual, los espectadores adquieren el derecho de acceso a todos los espectáculos que presenta la institución y ésta se asegura un ingreso fijo que no depende de las alternativas de la taquilla. Con una idea clara: no hay teatro independiente si no hay hombres capaces de integrar a su desarrollo artístico la capacidad física y organizativa para construir la infraestructura necesaria para su actividad.

En consecuencia, no hay teatro si no hay salas en manos de los propios creadores, que puedan así consolidar su desarrollo artístico; no hay teatro si no hay mucha gente capaz de reconocerle a una institución una representatividad artística y social que la haga digna de ser apoyada. La historia de "El Galpón" es obviamente una historia teatral, pero también es una historia de artesanos, de organizadores, de especialistas en campañas financieras que han querido afirmar su profesión teatral en el basamento social que esa profesión debe tener en un país como el Uruguay, donde el Estado no ha subvencionado la actividad teatral independiente y en donde los actores se han debido ganar la vida con otros empleos, para poder hacer teatro fuera de sus horarios de trabajo.

Desde su fundación "El Galpón" empezó a elaborar y a aplicar una política teatral y cultural de vastas proyecciones sobre los requerimientos del público uruguayo. Fundamentalmente desarrolló un repertorio que fue dando cabida a las expresiones de la dramaturgia universal, latinoamericana y nacional. Por otro lado, la apertura de su teatro a otras disciplinas (la literatura, la plástica, la música, la danza) hizo de "El Galpón" un lugar de confluencia de amplios sectores de la cultura nacional. Casi desde sus inicios, la fundación de una escuela de arte escénico le ha permitido formar a sus futuros integrantes, no solo en su condición de actores, sino en la pluralidad de capacidades que exige una institución de esta naturaleza. También un elenco de titiriteros y su escuela, un seminario de autores; y trabando todos estos factores, una organización interna que permitió desarrollar una buena vinculación con las organizaciones sociales y culturales que se iban desarrollando en el medio social. Esta política teatral y cultural fue acompañada por importantes éxitos de público y por el aumento de la cantidad de socios contribuyentes, así como el de las pequeñas y grandes donaciones, que posibilitaron pasos fundamentales de la institución. En 1964, el crecimiento de "El Galpón" llevó a sus integrantes a adquirir un cine cercano a su sede, en la Avenida 18 de Julio - el Grand Palace - para comenzar a transformarlo en una nueva sala teatral.

Cuando "El Galpón" se propuso construir su nueva sala, conservando la anterior, para ampliar su repertorio y el régimen de funciones, la situación del Uruguay había variado considerablemente. El estancamiento de la producción y la caída del poder adquisitivo de los salarios, demostraron palpable y amargamente que la breve prosperidad que había gozado el país llegaba a su fin. Los gobiernos del período adoptaron frente a la crisis una política de creciente liberalización de la economía, devaluaron la moneda y se comprometieron con préstamos internacionales, pero no pudieron superarla. Los sectores sociales más afectados, las clases medias y los trabajadores asalariados, reaccionaron con intensas movilizaciones, apoyadas en la existencia de sindicatos fuertes y bien organizados. Frente a esto, los sucesivos gobiernos responden con una escalada de autoritarismo y represión y se producen los primeros enfrentamientos cruentos entre manifestantes y policía después de décadas de paz social.

Así, a fines de los años sesenta, el presidente Jorge Pacheco Areco interviene varios entes públicos, militariza a otros y hace intervenir al ejército contra la guerrilla urbana de los Tupamaros. En esos momentos de intensa polarización, "El Galpón" encontró una amplia respuesta a su proyecto de construir una nueva sala porque pudo apoyarse en las simpatías de quienes veían en el teatro independiente una defensa de los valores humanos sociales y culturales amenazados por la creciente represión. Gracias a ello y al esfuerzo de los integrantes, la ciudad vio construir un nuevo teatro de grandes dimensiones en su principal avenida, con capacidad para 650 espectadores, dependencias para la escuela de artes escénicas y un amplio hall apto para la realización de exposiciones.

Después de años de trabajo fue inaugurada la Sala 18, el 9 de Enero de 1969, con el estreno de la obra de Bertolt Brecht " El Señor Puntila y su criado Matti", bajo la dirección de César Campodónico, uno de los fundadores de 1949. Con las dos salas en funcionamiento se produjeron espectáculos que convocaron a un creciente número de espectadores. Entre ellos podemos destacar "El asesinato de Malcom X", del uruguayo Hiber Conteris, dirigido por Júver Salcedo ( 1969), "Libertad, libertad", de Fernández y Rangel, con dirección de Campodónico (1969) y "Fuenteovejuna" (1969) de Lope de Vega, en un impactante montaje de Antonio Larreta que provocó entusiasmo, adhesiones apasionadas y encendidas polémicas.

La crisis del Uruguay liberal concluyó con un golpe de estado del presidente electo en 1971, Juan M. Bordaberry, quien, en junio de 1973, disolvió las cámaras legislativas con el apoyo del ejército y dio paso a la dictadura militar que precipitó al país en uno de los períodos mas oscuros de su historia. Junto con la persecución política y sindical se desarrolló una intensa represión cultural, con destrucción de cientos de libros, discos, obras de arte, intervención militar de la enseñanza básica y universitaria. En ese contexto, durante los primeros años de la década del 70', las obras de "El Galpón" fueron estrenadas en medio de amenazas, atentados de bandas parapoliciales, detenciones de los actores por la policía e interdicciones para algunos de ellos; sin embargo el elenco siguió trabajando sustituyendo actores, multiplicando su actividad y comprometiéndose con un repertorio claramente contestatario al que el público se adhería, casi como una militancia política.

Finalmente, por decreto del 7 de Mayo de 1976 , la dictadura "ilegalizó" a la institución, disolvió su elenco, confiscó sus bienes y prohibió toda actividad teatral y cultural a sus integrantes. La posterior persecución policial a muchos de ellos llevó a estos a tomar el camino del asilo político que generosamente fue concedido por México en donde, a partir del 2 de setiembre de 1976, "El Galpón" reinició su actividad teatral y cultural. El grupo llevaba casi treinta años de actividad ininterrumpida, tenía un elenco de más de treinta actores y unos setenta colaboradores inmediatos, una rica biblioteca teatral, un archivo de vestuario y utilería correspondiente a más de cien títulos y cinco mil socios contribuyentes con cuotas mensuales.

Durante el exilio mexicano, comprendido entre 1976 y 1984, "El Galpón" conservó la unidad del grupo y su organización y métodos de trabajo, con una importante modificación: las nuevas condiciones obligaron a sus integrantes a profesionalizarse. Esto fue posible también gracias a los contratos que obtuvo el elenco del gobierno mexicano y numerosos organismos culturales, sindicales, universidades, casas de arte y cultura, estatales y privados. Así, sus espectáculos se presentaron en centenares de ciudades y pueblos, en los treinta y dos estados de México. Una de sus preocupaciones permanentes fue también la de promover la solidaridad de los pueblos latinoamericanos y, en primer lugar, del país anfitrión con el pueblo uruguayo y contra la dictadura. De este modo, la sede de "El Galpón" en México, inaugurada en 1979, fue también centro de reunión y de encuentros con escritores, directores de cine, lugar de exposiciones, conferencias, espectáculos de danza, conciertos, además de sala teatral donde se presentaron varios grupos mexicanos y latinoamericanos.

La intensidad de la actividad desplegada en el exilio se mide además por el número de funciones: más de dos mil quinientas, de las cuales doscientas cincuenta tienen lugar fuera de México, en menos de ocho años. En sus permanentes giras el elenco se presentó también en más de veinte países de América y Europa, desde Canadá a la Argentina y desde España a la URSS.

Durante ese tiempo los integrantes de "El Galpón" que quedaron en Montevideo participaron activamente en el movimiento teatral independiente y en las instancias generadoras de avance en la recuperación democrática. La lucha popular fue abriéndose caminos hasta concretarse en notorios cambios a favor del retorno a la democracia como los surgidos a partir de la votación por el No en 1980 y la proclama del Obelisco en 1983. Atahualpa del Cioppo llegó al Uruguay junto con Daniel Viglietti - el popular músico, también exiliado - el 1º de Setiembre de 1984 y su retorno anticipó el de todo el elenco. Ese día una caravana espontánea los fue a recibir al Aeropuerto y los acompañó hasta el centro de Montevideo. El 2 de Setiembre, en el Teatro Carlos Brussa, todo el movimiento teatral uruguayo, incluida la Comedia Nacional, le ofrecía un homenaje al gran maestro y al elenco aún ausente.

Finalmente, el elenco de "El Galpón" regresó de México, junto con Camerata Punta del Este y otros exiliados, en octubre de ese año, y otra vez fue recibido por una impresionante caravana de recepción. Inmediatamente comenzó la presentación de algunos espectáculos en el Teatro Astral, Casa del Teatro y Alianza Francesa: "Pluto", "Puro cuento", "Voces de amor y lucha" y el estreno de “El enfermo imaginario”. Al mismo tiempo se produjo la reunificación con los integrantes que se habían quedado en el país sosteniendo desde distintas trincheras la lucha contra la dictadura.

En 1985, el gobierno democrático presidido por Julio María Sanguinetti decreta, entre sus primeras medidas, la revocación de las disposiciones que habían puesto fuera de la ley a "El Galpón", así como también la devolución de los bienes que le habían sido confiscados durante la dictadura. Lamentablemente, el decreto - ley no restituyó la institución a la situación anterior a la clausura, porque la "sala Mercedes", que era alquilada, había sido devuelta a sus dueños y demolida, dispersándose todo su equipamiento técnico y materiales anexos. Lo mismo sucedió con los vestuarios, la biblioteca, los archivos y aún las máquinas de oficina que se encontraban en la sede ubicada en la "Sala 18" que finalmente fue reintegrada a la institución. Recuperada la sala, comenzaron los trabajos de reacondicionamiento que permitieron reabrirla, dos meses después, con una gran fiesta popular y con el re-estreno de "Artigas, General del Pueblo", obra sobre la trayectoria de nuestro héroe nacional, que bajo la co-dirección de Atahualpa del Cioppo y César Campodónico, se había puesto en el exilio para recorrer América como un testimonio de oposición a la dictadura. En medio del entusiasmo del reencuentro, con una recepción social de simpatía ampliamente favorable, "El Galpón" inició una temporada abigarrada, pero además articuló una campaña de socios, que llegarían en 1988 a más de 10.000, aumentó el número de profesionales del teatro, reabrió su Escuela de Artes Escénicas, reorganizó su elenco de títeres, abrió un seminario de dramaturgia e inició la experiencia de la Extensión Cultural, actividad por la que se presentaron, a muy bajo precio, espectáculos especialmente preparados para niños y jóvenes en horario escolar para que estos pudieran concurrir con sus maestros.

En los años siguientes,"El Galpón" incorporó a su elenco a las promociones de las dos escuelas que pudo organizar, realizó numerosas giras por el interior del país y por varios países de América y Europa. A fines de los 80' y comienzos de los 90', nuevas manifestaciones de recesión económica y un retraimiento de la participación de los distintos actores sociales en las actividades culturales provocaron dificultades financieras, que llevaron a la institución a detener su crecimiento, a replantearse formas organizativas y a desarticular el modelo de profesionalización que se había implantado en México. Esa situación pudo ser superada, aunque aun hoy en día no se ha podido restablecer el sistema de profesionalización de los actores de El Galpón, sin duda, una de las reivindicaciones más poderosas de todos los actores uruguayos. Sorteada la crisis, el grupo se encaminó a dar pasos muy importantes hacia el crecimiento de su infraestructura: la construcción de dos nuevas salas en la sede de la Avenida 18 de Julio. Así, en 1993, con la obra “La otra Juana” de Andrés Mastandrea y dirección de Juan Carlos Moretti, se inauguró la Sala Cero, con capacidad para 70 espectadores y un tamaño adecuado para los espectáculos de experimentación. De mayor aliento, y aún más espectacular, fue la construcción de la Sala Atahualpa, en menos de un año. Esta sala de disposición circular, con una capacidad para 250 espectadores, fue inaugurada el 26 de Octubre de 1995 con la obra del autor nacional Eduardo Sarlós "El día que el río Jordán paso por la Teja" dirigida por César Campodónico y Héctor Guido.

En 1997, " El Galpón" se asocia con el Teatro Circular de Montevideo, para lanzar la propuesta "Socio Espectacular" (www.socioespectacular.com.uy). Socio Espectacular es un sistema de socios más amplio que el ya tradicional que sostuvo a las instituciones teatrales desde su nacimiento. Por el pago de una cuota mensual, se ofrece entrada gratuita para todos los espectáculos de ambas instituciones, además de los ofrecidos por la Comedia Nacional, y otros grupos teatrales, a lo que se agrega la posibilidad de obtener ingreso gratuito a distintos cines de la ciudad, tanto de estreno como de arte (Cine Universitario y Cinemateca Uruguaya) y a una colección de libros de la Editorial Banda Oriental que se entregan mensualmente. Además, se ofrece el ingreso gratuito a los espectáculos deportivos organizados por la Asociación Uruguaya de Fútbol y Liga Uruguaya de Basquetbol, así como en el carnaval, la Orquesta Filarmónica y el SODRE. Una situación absolutamente novedosa en el panorama cultural de Montevideo en donde desde el esfuerzo de dos teatros independientes se ha podido unificar el interés del público por acceder a bienes culturales tan diversos, desde un libro a una entrada de fútbol, desde un espectáculo popular de carnaval a un concierto de la Filarmónica, en una única propuesta que se pone a su disposición por un precio muy accesible.

Entrado el siglo XXI, El Galpón cuenta con un elenco de cuarenta actores, una infraestructura de enorme valor sostenida por el trabajo de más de medio centenar de personas, entre integrantes, empleados y colaboradores, vinculaciones nacionales e internacionales con grupos e instituciones culturales y públicas fluidas y de mejoramiento recíproco, un sistema de Extensión Cultural en crecimiento continuo, la siempre removedora iniciativa de SOCIO ESPECTACULAR, la elaboración constante de proyectos de participación activa y una posición de gravitación central en esta nueva realidad del Uruguay. Así lo demuestra el nuevo proyecto ABONO CULTURAL, tendiente a una política cultural de inclusión de grandes sectores sociales, recientemente propuesto por Teatro El Galpón y Teatro Circular y declarado de Interés Nacional por parte de Presidencia de la República.


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